ARTURO BASTÓN
KIKOL GRAU
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KikOL GRAU

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article de Jorge Tur Moltó

 

UNAS RISAS PARA EL FIN DEL MUNDO (KIKOL SE RÍE CON NOSOTROS)

En una reciente intervención en público* de Kikol Grau, le escuché decir que no se acercaba a sus personajes como burla, pero que podía llegar a reírse mucho con ellos. Y que con su práctica cinematográfica rehuía de la seriedad con la que se tratan ciertos temas.

Esta ética de trabajo que plantea Kikol, además de generar complicidad y curiosidad en mí cuando le escuchaba, me parece todo un reto. Incorporar el humor no es fácil y mucho menos en documental, al que se le ha adjudicado, tradicionalmente, la función de enseñar y denunciar. Nuestro director, graduado en historia, recogerá ese acervo, pero a través de la comicidad.

Josep Maria Català (2009) distingue con mucho acierto entre documental de humor y humor documental. Lo primero es algo buscado estéticamente y lo segundo surge en los rodajes, con un grado mayor, menor o inexistente de preparación. Mientras que uno es la diana, el otro es un efecto colateral, aunque bienvenido, en la narración.

La serie de ensayos con material de archivo 3 Minutos para el fin del mundo (2021) podría clasificarla como (micro) documentales de humor. Kikol emplea toda una suerte de elementos retóricos como metáforas audiovisuales, yuxtaposiciones musicales absurdas e inesperadas y gags de montaje, para suscitar un viraje cómico, romper el efecto de los discursos de sobriedad de cierto documental clásico y subvertir ese símbolo del testimonio histórico irrebatible como es el found footage.

Me persuade como espectador para transmitirme algo mucho más elocuente que la simple imagen que estoy viendo: quiere provocar una mutación del significado a través del humor para advertirnos de un apocalipsis provocado por pandemias, catástrofes naturales, bombas nucleares, consumismo desaforado o políticos neoliberales.

En Rayo y Kikol y las estrellas de mar luminiscentes (2022), su primera incursión en el cine autobiográfico, incorpora el humor documental. En la no ficción, este puede provenir de un aspecto de la realidad que el cineasta vea con potencial de ser cómico, de algo provocado directamente por el propio director o, simplemente, puede ser un rasgo humorístico que surja azarosamente de la propia realidad y que decida incorporarlo en el metraje (Català, 2009).

Este corto nos narra los paseos matutinos diarios que Kikol daba con su perro Rayo en un puerto pesquero gallego. Está contado en primera persona a través de una voz en off que duda, se ríe, se acelera, y se entrecorta. Estos aspectos, lejos de quitar credibilidad a su discurso, lo legitiman y dotan de autenticidad.

De manera ligera y aparentemente superficial, la pieza me está hablando sobre un tema grave: cómo el exceso de pesca reduce la existencia de especies, aunque no sean objeto de consumo, causando un fuerte impacto en el ecosistema marino. La empatía con el espectador se consigue a través de la figura de su perro, el cual ya tiene una vis cómica per se, pero que Kikol acrecienta proponiéndole retos disparatados.

El aspecto aparentemente desprolijo de parte de los trabajos de Kikol, que puede provocar una cierta comicidad, me hace pensar en esa clasificación que divide a los sujetos creativos entre poetas sentimentales y poetas ingenuos (Von Schiller, 1759-1805). Si bien Kikol, por el momento, no se ha dedicado a la escritura de poemas, la forma que tiene de contarnos historias sí puede llegar a ser poética.

Los poetas sentimentales –permitidme incluir también a los cineastas– han de afrontar diversos problemas relacionados con el estilo y la técnica, como si fueran alumnos más aplicados, más lentos (Salter, 2017). Mientras que los ingenuos –coloco aquí a Kikol– son aquellos creadores espontáneos que no son conscientes constantemente de cómo filman o montan, les sale tal cual, con una naturalidad casi insultante.

Y a las pruebas me remito, Kikol Grau ya va por su película número 13 –sin contar videoclips y trabajos de corta duración– que tiene como título provisional Turismo de guerra. Un trabajo en permanente construcción que combina el documental de humor (por ejemplo, empleando la técnica del karaoke con canciones republicanas) y un humor documental que se plasma en los encuentros con las personas que acuden a las recreaciones de las grandes batallas de la Guerra Civil en los lugares donde realmente ocurrieron.

Kikol, con su carácter extrovertido, hace que la gente se sienta cómoda, más tranquila, abonando el terreno para que surja una posible comicidad. Además, siendo el humor importante como estrategia de distanciamiento, conseguirá encontrar momentos de verdad y de ironía a través de una máscara de personajes inventados, como son los generales o soldados de la Guerra Civil que representan los asistentes.

Estas estrategias no son exclusivas de Grau. Tratando de establecer una genealogía tentativa le podría incluir junto a otros cineastas que en sus trabajos recurren al humor a través de las diferentes expresiones analizadas. Menciono, por ejemplo, a Virginia García del Pino, Maider Fernández, Eloy Domínguez o María Cañas –recuerdo su famosa frase “¡Viva la risastencia!”–. Cineastas, como Kikol, en cuyos trabajos se pone en tela de juicio la autoridad del enunciador, su potestad como fuente de conocimiento y su pacto ético con el espectador.

El paso de Kikol de trabajar únicamente con material de archivo –como en La más macabra de las vidas (2015), Magnicidios Poe (2017) o la comentada 3 Minutos para el fin del mundo (2021)– a incorporar una filmación física cercana –en Rayo y Kikol y las estrellas de mar luminiscentes (2022) y Turismo de guerra– le hace perder, parafraseando a Josep Maria Esquirol (2006), la comodidad, la rigidez y la estabilidad, haciendo de sus nuevas propuestas unas más cercanas, más íntimas y humanas y no por eso menos abrazadas al humor. Una tarea siempre titánica como decía el innovador del slapstick Mack Senett (en Gómez de la Serna, 1930): “A cualquiera puede hacérsele llorar con una cebolla; pero aún no se ha descubierto legumbre ninguna que haga reír”.

 

JORGE TUR MOLTÓ. Cineasta, professor i coordinador del Màster en Teoria i Pràctica del Documental Creatiu de la UAB.


REFERÈNCIES

– Català, J.M. (2009). “Los límites de lo risible. Cuestiones epistemológicas y estéticas en torno a la confluencia del documental y el humor”. En Oroz, Elena y De Pedro, Gonzalo (eds.). La risa oblicua. Tangentes, paralelismos e intersecciones entre documental y humor. Editorial Ocho y Medio.
– Esquirol, J.M. (2006). El respeto o la mirada atenta. Gedisa.
– Gómez de la Serna, R. (1930). Humorismo. Casimiro Libros.
– Salter, J. L’art de la ficció (2017). Sobre llegir i escriure. L’altra editorial.
– Von Schiller, J. (1759-1805). Sobre poesía ingenua y poesía sentimental. Editorial Dykinson.

* En INTERSECCIÓN - Festival de Arte Audiovisual Contemporáneo (23-10-22).





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